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martes, 19 de abril de 2011

The Kills - Blood Pressures




7/10


Es complicado escuchar a The Kills y que no acudan a nuestra mente The White Stripes. Ambas bandas se componen de un chico y una chica que hacen rock americano muy influenciado por el blues. Ahora que The White Stripes son historia, son muchas las personas que apuntan a The Kills como sus justos sucesores. Blood Pressures deja claro que, al menos, la comparación no es disparatada.

El blues-rock es un género bastante cerrado y muy agotado durante los sesenta. El claro mérito de The White Stripes fue el reivindicarlo y ponerlo de moda a partir de finales de los 90. Tiempo después, The Kills supieron asentarse en ese género afreciendo toda la frescura que este estilo musical permite. Claros ejemplos de ello son algunos singles como No Now (del álbum No Now) o Cheap and Cheerful (del álbum Midnight Boom). Es precisamente esa frescura la que se echa de menos en Blood Pressures. Aún así, el disco no decepciona. Puede resultar extraño que Satellite, un tema con aire raggae, sea el primer single del nuevo álbum. Sin embargo, otros temas como Nail In My Coffin, DNA, Future Starts Slow o la sencilla pero efectiva balada The Last Goodbye son buena muestra de lo que el dúo tan bien sabe hacer. El resultado no es un disco tan adictivo como los anteriores. Tampoco afrece algo nuevo, algo diferente a lo anteriormente publicado. Todo eso no es algo necesariamente malo.

¿Justos sucesores de The White Stripes? Seguramente The Kills sean de lo mejor que queda del género. Después de cuatro discos todavía les queda algo de creatividad y pueden seguir componiendo buenas canciones. The Kills se mueven en un género que es pesado por naturaleza. Lo único que podríamos temer tras escuchar Blood Pressures es que la banda pierda ese toque que les hacía sonar más ligeros que al resto.

viernes, 15 de abril de 2011

The Raveonettes - Raven In The Grave


Nota: 6,5/10

The Raveonettes deben estar orgullosos de ser autores de In And Out Of Control, uno de los discos mejor creados en 2009. Aquel fue un disco en mayúsculas, en el que sus once canciones encajaban a la perfección: ni sobraba ni faltaba nada. Además, también hay que reconocerles el mérito de haber creado un disco en el que cada una de sus piezas funcionan perfectamente por separado y en el que cualquier corte podría haberse convertido en single. Aquello era muy difícil de superar.

Y es eso precisamente lo que se echa de menos en Raven In The Grave. Los mensajes depresivos disfrazados en sus anteriores trabajos con canciones bastante claras y luminosas, aparecen esta vez en forma de canciones muchísimo más oscuras. Todavía queda mucho del halo shoegazing y alguna melodía nos sigue recordando a los cincuenta. Sin embargo, esta vez el disco juguetea claramente con los sonidos más oscuros del New Wave. Por poner algún ejemplo, canciones como Forget That You're Young o War In Heaven están claramente influidas por la trología siniestra de The Cure (Pornography, Desintegration y Bloodflowers).

Quizás es eso lo que convierte en el disco en una sorpresa. Dejado el pop bastante de lado (excepto en Ignite, en la que una introducción al estilo de Joy Division da paso a la canción más poppy del álbum), el dúo danés toma una nueva dirección que no acaba de cuajar. ¿Un paréntesis en la carrera de los daneses? Muchos fans así lo desearán. Si bien The Raveonettes se habían renovado más bien poco, al menos habían desarrollado un sonido muy característico a lo largo de sus cinco primeros discos que los convertían en una banda bastante especial. Con Raven In The Grave, se han metido en un terreno en el que no se les ve tan cómodos.


sábado, 9 de abril de 2011

Panic at the Disco - Vices & Virtues


NOTA: 3,4/10

Panic at the Disco se presentaron en 2005 con su álbum A Fever You Can't Sweat Out. Metidos completamente en la escena emo, tan de moda en aquel momento, presentaron un disco para nada superficial (si lo comparamos a los publicados por bandas como Fall Out Boy, The Used o Paramore), muy infravalorado por la crítica simplemente por estar dirigido a jóvenes a los que se les consideraba con poco criterio. Junto a My Chemical Romance, representaban posiblemente lo mejor de aquel movimiento del que ya apenas queda nada. Cabaré, barroquismo y mucho dramatismo era lo que convertían a Panic at the Disco en el grupo más identificable de todos aquellos. Si con el segundo álbum hubo un claro cambio de rumbo, con el tercero nos encontramos con una nueva banda de la que solo se mantiene la estética y ciertas melodías de su primer álbum y algo de los arreglos del segundo.
Tras Pretty Odd (2008), el segundo trabajo, hubo una reestructuración total de la banda y Panic at the Disco se compone actualmente tan solo por dos de los miembros de la formación original. Todavía quedan arreglos de cuerdas, mucha percusión y algún resquicio de electrónica, y sigue habiendo cierto barroquismo (aunque mucho más superficial). Panic at the Disco se ha acercado más a esas bandas de su escena de las que se diferenciaron al principio de su carrera, con una clara consecuencia: ya no tienen absolutamente nada especial. Tal vez la inspiración se ha ido junto con los miembros de la banda que abandonaron tras Pretty Odd. El disco funciona, pero en lugar de mostrar una evolución muestra justo lo contrario. Una auténtica lástima.